Aforismos
domingo, septiembre 27, 2009
He admirado a Jesucristo y con el tiempo reconocí en mí una secreta envidia: la de poder curar enfermos con unas palabras o con el sólo movimiento de una mano.
Entradas más recientes
Entradas antiguas
Página Principal
Suscribirse a:
Entradas (Atom)